El saltador de altura Dick Fosbury pudo desplegar todo su potencial, precisamente porque su entrenador, no insistió en que siguiera las prácticas tradicionales.
Cuando aún era un niño, Fosbury descubrió que si se aproximaba al listón primero con la cabeza y de espaldas, podría saltar a alturas más elevadas que si usaba la técnica tradicional.
En ocasiones, las creencias que tiene el jugador, lo limitan, por lo tanto, el entrenador debe ayudarle a abandonar esas creencias limitantes.Ayudarle a confiar en que es capaz de más de lo que demuestra su pasado.
Los entrenadores debemos pensar en los jugadores en términos de su potencial, no de su rendimiento pasado.
Creer en la capacidad, los recursos y el potencial, tanto de uno mismo como de los demás.Fijarnos en las fortalezas, las soluciones; en lugar de las debilidades, los problemas o el rendimiento pasado.
El rendimiento de los jugadores reflejará las creencias de su entrenador.El pensamiento del entrenador se refleja en su forma de actuar, y cómo comunica.
Si el entrenador tiene miedo a la derrota, al error del jugador, al que dirán…el jugador actuará cohibido y comunicará torpeza.
Solo podemos ganar si el rendimiento de nuestro equipo mejora, y si sentimos satisfacción cuando observamos cómo crecen y los ayudamos a hacerlo.
Con demasiada frecuencia el miedo a perder, lleva al entrenador a realizar un trabajo formativo no adecuado con la etapa correspondiente del jugador.
Si entrenamos tratando a los jugadores como robots, dirigidos con un mando a distancia, no saldrán Dick Fosbury.
“Hay algunos conceptos sencillos y fundamentales de la vida que, a causa de nuestros hábitos diarios, son eludidos “.
Los entrenadores debemos reflexionar sobre si podemos variar y cambiar estructuras, prácticas, procesos y una manera de proceder que siempre ” han sido así ” y ” se han hecho así “.
El método científico ( formular hipótesis y luego ponerla a prueba ) está tan enraizado en nuestro pensamiento que nos cuesta concebir que alguien pueda probar cosas nuevas.