Como entrenador siempre he pensado que el día que no me divierta entrenando dejaré de estar en una pista de baloncesto.
Uno de los objetivos que tiene de tener un entrenador es progresar, siempre tiene que ser lo más importante y nunca dejar de mejorar; si nosotros mejoramos, nuestros jugadores también lo harán, hecho que repercutirá en el trabajo diario.
Y ¿ cómo progresamos ?: estar siempre mirando, aprendiendo a escuchar y analizando ( debemos aprender a analizar cada paso, lo cual, nos llevará a tener la oportunidad de hacerlo cada vez mejor ) de todo lo que vemos y escuchamos.Si no miramos, no escuchamos y encima sólo nos quejamos, será un problema para la gente que esté trabajando con nosotros, especialmente, los jugadores.
Para mí, siempre ha sido muy importante que los jugadores aprendan a jugar y al mismo tiempo que se diviertan, desde la base de unas normas y valores.De hecho la gran mayoría de los jugadores que entrenemos, si se acuerdan de nosotros al cabo del tiempo, será más por el cómo les hemos enseñado que el qué.
Tenemos que encontrar aquella combinación de disciplina divertida ( se ha de entrenar muy duro pero también nos tenemos que divertir ), organización, técnica, eficacia, estilo, altruísmo, coherencia, trabajo en equipo, potenciar la autoestima y si se puede combinar con el talento, más excelencia tendremos.
Cuando las personas sienten que mejoran y se divierten realizando cualquier actividad, quieren continuar, y cuando dedican tiempo a algo y nos importa; cuando lo consiguen, obtienen una gran satisfacción.
¿ Qué hay en la mente ?: emociones.Debemos trabajar muy duro para que los jugadores se parezcan a lo que sienten sus emociones ( dar vida a las emociones ), crear una emotividad auténtica desde la transmisión y la diversión.
I’M AFRAID TO JUMP: JUMP !!!