” Cuando el buen jardinero transplanta un brote, desenrosca cuidadosamente la frágil raíz, la sujeta por la punta y la entierra desenrollada en un hoyo “.
Estamos en una sociedad, en la que debemos replantearnos la manera en la que aprendemos y aún más determinante, la manera en cómo y qué enseñamos.
Cuesta mucho cambiar los hábitos técnicos y sociales de los entrenadores como de los jugadores.
Necesitamos de buenos jardineros (entrenadores ), que cultiven a los jugadores, e inviertan en su proceso formativo, especialmente en sus inicios deportivos.
El tiempo que invertimos para crear las bases que permitirán desarrollar y que crezcan en todos los ámbitos, está en la raíz.
El buen jardinero se enfoca en los procesos que debe seguir para la consecución de una meta, la cual, es el resultado que queremos alcanzar.
La única manera de ganar es mejorar cada día un poco, constantemente.
Los entrenadores pensamos en cambiar los resultados, pero estos no son el problema.Lo que necesitamos cambiar es el proceso que nos lleva a obtener un determinado resultado.
Los sistemas ( procesos ) fomentan la mejora y el aprendizaje de manera continuada.
En la mayoría de las situaciones que se dan en el proceso formativo de un jugador, el tiempo, la calidad y el aprendizaje siempre son importantes.
“ En un mundo de cambios, disrupción, caos e incesante incertidumbre, la gente ansía un asidero, una pauta, una serie de constructos que le sirva de guía en medio de las turbulencias “.
