Nos acercamos al inicio de la pretemporada, quiero compartir una pequeña reflexión, que suelo realizar una vez trabajado y ver como enseñamos los entrenadores que entrenamos a equipos de base: el entrenador facilitador.
Necesitamos que el entrenador sea un facilitador y el artesano del aprendizaje en la formación continuada de la jugadora.
Por tanto, una de las obligaciones y/o retos del entrenador debería ser el de facilitar la expansión del talento de las jugadoras, que saquen las mejores cualidades que puedan tener.
Crear las condiciones para que las jugadoras expresen con libertad y sin miedos sus cualidades, estimulado por la voluntad de enseñar por parte del entrenador.
El entrenador facilitador puede variar y cambiar estructuras, prácticas, procesos y culturas organizacionales que hasta hoy ” ha sido así ” y ” se han hecho así “.
Si queremos formar jugadoras que sean atrevidas, valientes, responsables, conscientes y que se diviertan jugando, requerimos de más entrenadores atrevidos, valientes, responsables, conscientes y que se diviertan entrenando.
Jugadoras que tengan la iniciativa, que sean ellas las que atacan en la fase ofensiva y en la defensiva, en lugar de que reaccionen.
¿ Cómo conseguirlo ?: trabajando en la mejora para que la jugadora adquiera las mejores herramientas técnicas, tácticas, físicas y emocionales, las cuales, la llevarán a la proactividad, y no a la reactividad.
Evidentemente, ni tener unas buenas herramientas ni su buena ejecución pueden eliminar los riesgos que conlleva llevar la iniciativa, pero ayudarán a reducir los riesgos al mínimo y potenciaremos las virtudes de la jugadora.
En los equipos necesitamos dos tipos de jugadoras: las que controlan el juego, tienen una mente más analítica/racional, y otras que sean más libres, tienen una mente más emocional. Resumiendo: control y caos.
Finalmente, el premio más grande que podemos tener como continua entrenador es lo que sienten las jugadoras por ti.