” Si en cambio, está enjaulada en esquemas rígidos del juego, no pone en práctica ninguna de las estrategias, pero hace aquello que quiere el entrenador y elimina totalmente sus posibilidades de creatividad, de decisión y de iniciativa “. M.Mondoni
Hay entrenadores que no saben que significa educar, y trabajan con sus jugadoras como medio para la consecución de sus objetivos personales.
Buscan su éxito, que dependiendo del nivel de las jugadoras será más precoz, el cual, en muchas ocasiones no significa nada.
Este éxito precoz, con frecuencia, lleva a que la gran perjudicada es la propia jugadora.
La intervención del entrenador en edades formativas es crucial en el desarrollo formativo de la jugadora, no solo por lo que respecta al baloncesto, sino a todas aquellas cosa que dan el juego y se trasfieren a la vida diaria.
No hay un camino definido cien por cien para conseguir lo que queremos, aunque lo más importante debería ser lo que realmente necesitamos.
El trabajo con la jugadora no es que esté enjaulada en unos ataques posicionales que el entrenador considera que son los idóneos para ganar partidos.Sino que necesitamos un juego que comporte situaciones en las que la jugadora pueda experimentar sus capacidades coordinativas, condicionales y emocionales.
El entrenador debe trabajar en que la jugadora adquiera consciencia y responsabilidad de lo que hace desde la: aptitud, actitud, ética de trabajo, motivación para mejorar, capacidad de concentración, encontrar momentos para divertirse, la importancia de las cosas, hacer la cosas al límite, pasión, trabajo extra, respeto, capacidad de superación, y un poco de ego.
La influencia que puede tener un entrenador, ya sea para bien o mal, es mayor de lo que algunos puedan llegar a creer.
Estoy convencido, de que muchas de las cosas que se dan en el entrenamiento y los partidos, se trasladan a la vida.