” Lo que existe detrás nuestro y lo que existe delante de nosotros es algo insignificante comparado con lo que existe dentro de nosotros “: las expectativas mágicas.
En el proceso formativo de un jugador, se aprende de compromisos, de responsabilidad, de integridad, por lo tanto, de cosas de las que en la sociedad actual parecen tabúes.
Cuando trabajamos para intentar elevar el nivel de exigencia del jugador- creo firmemente que es lo que hay que hacer – se ha convertido casi en un insulto a la condición humana.
Creo en la metodología en la que un aspecto importante es el poder de la comunicación, no tan entendida como el hablar, sino más con el sentido de ver y hacer.
Hay una tendencia a no diferenciar lo que realmente necesita nuestro hijo, de lo que deseamos los padres.
Los deseos tienen una estrecha relación con nuestra cultura, más que con nuestra naturaleza, y es aquí donde la educación juega un papel transcendente.
Los deseos no son más que reflejos de lo que está detrás y delante nuestro, es el reflejo social.
Uno de los problemas de la sociedad actual es que, ante un nuevo paradigma de la adolescencia, sin valores y profundamente marcados por las redes sociales, muchos padres centrifugan la educación de sus hijos fuera del ámbito familiar: a los centros educativos, y también a las entidades deportivas.
Esta situación provoca que esperen que la práctica deportiva corrija, por sí sola, estas disfunciones que son muy difíciles de combatir.
Resultado: padres que piden al entrenador que sea capaz de conseguir que su hijo socialice más, o padres que esperan que el entrenador sea un tipo de psicólogo que pueda encarrilar a su hijo, esto sí, sin que sufra, porque el deporte está para pasarlo bien.
Por lo tanto, en lugar de alimentar expectativas mágicas en sus hijos y, después cuando no se cumplen, cuestionar al entrenador es lo más fácil.
Hace falta reforzar desde casa la filosofía de aprendizaje, la cultura del esfuerzo, la autoridad del formador, la idea de que las cosas tienen un coste, que no se consigue de hoy para mañana.
