” La comodidad, en otras palabras hace las cosas más fáciles, pero no tiene en cuenta que no siempre lo que más se valora de una situación es que sea fácil “.
Durante los últimos treinta años, he entrenado en todos los niveles del baloncesto, pudiendo entrenar a jugadores con distintas aptitudes y actitudes.
De todo lo observado y aprendido, ya sea tanto de los propios jugadores como de entrenadores, me quedo con aquellos que han tenido la voluntad, el deseo, la determinación, la disciplina y la paciencia para mejorar.
No es la intención lo que cuenta, sino el esfuerzo; o, lo que es lo mismo, la molestia.
Aquellos jugadores y entrenadores que quieren un proceso formativo cómodo, lo vacían de significado.
El efecto de la comodidad no es solo que una actividad concreta empieza a parecer menos valiosa, sino que dejamos de realizar ciertas actividades valiosas del todo y las sustituimos por otras más cómodas.
Para encontrar tiempo para entrenar lo que realmente importa, deberemos renunciar a algo.Hay que elegir unas pocas cosas y sacrificar el resto.
Es aconsejable, centrarnos en lo que estamos haciendo, para poder hacer realidad cualquiera de las tareas que tenemos planificadas.
Evidentemente, nos veremos obligados a hacer concesiones, a dedicarle menos tiempo del que querríamos a una de esas tareas para tener espacio para la otra.
Las personas en un ochenta por ciento de las ocasiones somos reactivas, actuamos cuando el problema es un hecho consumado.
Lo cómodo es ser reactivo, la molestia está en ser proactivo.