Ninguna jugadora por muy lista o por mucho talento que tenga, acierta la primera vez. Hay un paso fundamental sobre el que debemos trabajar en el proceso formativo de la jugadora: la observación positiva.
Concentrarse solo en las cosas que una jugadora realiza mal crea un entorno pesimista que puede incidir en la motivación de la persona, y como siempre digo: sin motivación no hay atención.
Construir desde la insistencia en lo que es bueno, realizando análisis positivos de la actuación y acciones personales, ofreciendo sugerencias para mejorar.
Observar: ¿ qué sucede ?, ¿ qué funciona y qué no funciona ?.
Desde la observación positiva adquiriremos mejores capacidades para proponer a la jugadora: ¿ qué podrías mejorar ?, ¿ cuáles opciones tienes ?.
Inculcar el deseo de superación personal, desde una buena comunicación que nos llegará a través de una buena observación positiva.
Tener un método de comunicación constructiva, que evite censuras, reproches, insultos y amenazas.
La hostilidad nunca da resultado.Los entrenadores podemos ayudar a reducir el miedo por lo que decimos y hacemos.
La negatividad es la semilla de las malas sensaciones y puede influir en la motivación y atención de la jugadora.
Por lo tanto, es necesario que las jugadoras aprendan el por qué, cómo y qué deben mejorar.Realizarlo de forma constructiva, al contrario de crear ambientes humillantes con comentarios negativos por actuaciones deficientes.
En cuántas ocasiones le hemos dicho a una jugadora lo que no queremos, será más constructivo si le decimos lo que queremos.Reforzar en la jugadora la idea de cómo de debe mejorar, en lugar de qué no tiene que hacer.
Cuanto más claramente podamos definir lo que queremos, más fácil será comprender el feedback que recibe y más valor obtendrá de cada acción que hagamos.
” La enseñanza no es la respuesta a la pregunta.La enseñanza es el medio que le permite encontrar respuesta a todas las preguntas “. Bill Allin, sociólogo y activista de la enseñanza.