Los espectadores no solo deben percibir movimiento sino también intención en todas las acciones. Un equipo, un jugad@r debe transmitir emoción.
Creo que desde las complejidades de los diferentes sistemas ofensivos cerrados, diseñados por la gran mayoría de entrenador@s,es lo menos creativo y poco formativo (tanto en equipos seniors como de cantera). Ya sé que empezaremos con el tema del rendimiento, de ganar, etc. También se puede ganar desde lo simple, pero conlleva mayor dificultad técnica y temporal.
“Para forzar un aprendizaje rápido no hay nada como la ignorancia combinada con una imperiosa necesidad de éxito.”
Siempre he intentado, cada vez con más frecuencia, plantearme preguntas y buscando respuestas para conseguir formar jugador@s creativos, y por consiguiente equipos que transmitan.
Evidentemente el proceso de conseguir jugador@s que obliguen a sus adversarios a defenderse continuamente, no es fácil, es innegable que surjan dificultades y muchas durante un largo período de tiempo.
Un proceso que nos lleve al juego alegre, divertido, entretenido, con intencionalidad para que ocurran cosas, que generen emoción. Con una actitud permanente y predominante de progresar.
Desarrollar un proceso metodológico sobre la responsabilidad individual, cada jugad@r tiene su propio ritmo tiene sus límites, si les otorgamos un grado de libertad a partir de la motivación que tienen, nos permitirá llegar a sus límites.
La colaboración a través del pase puede llevar a la excelencia, creo que un principio organizativo clave es la colaboración. Trabajamos el pase desde la técnica, ¿la decisión?
La colaboración a través del juego sin balón; crear y ofrecer diferentes espacios con sus respectivas líneas de pase, para optimizar el bote…
La colaboración a través de los bloqueos indirectos, para poder tirar…
Todo esto, es técnica/táctica individual, es el proceso. Sino sé andar, ¿cómo voy a correr?
El juego de un equipo es una multitud de ideas y detrás de esas ideas hay personas, por lo tanto es clave centrarnos en los jugador@s. Trabajar en este proceso con sus hábitos, su talento y sus valores. Averiguar las necesidades de est@s y acomodarles a sus capacidades.
Tenemos que convencer a los jugador@s, limitarnos a invertir el tiempo necesario y de manera que lo entiendan correctamente; fomentar la autoevaluación y la crítica constructiva.
Los buenos entrenadores tienen de impulsar a sus jugador@s hacia la excelencia.
I’M AFRAID TO JUMP: JUMP!!!