En los clubes nos encontramos con entrenadores que ayudan en la formación de los jugador@s y, otros que se ayudan a sí mismos.
No cabe ninguna duda que en el acto de ayudar, participan: el ayudado (jugad@r) y el ayudador (entrenad@r). Me gustaría cometar aspectos que creo importantes sobre el segundo, el entrenador que ayuda (ayudador).
Los entrenadores deben tener una actitud de servicio hacia el jugad@r, realizando unas acciones que puedan ser útiles para la evolución del jugad@r. La actitud que transmitimos será la que generalmente recibiremos.
Es un trabajo permanente, todo esfuerzo que invertimos para madurar, evolucionar y ayudar a los jugadores. ¿ Cuántos jugador@s vemos que se quedan por el camino en su evolución técnico/táctica?
Veo a entrenadores que hablan excesivamente con los jugador@s fuera de la pista y, a pocos que ayudan a evolucionar más allá del diálogo: detalles técnico/táctico individuales, exigencia física, exigencia mental,…
Evidentemente no debemos descartar la importancia de hacer preguntas para ver con más claridad las diferentes situaciones, la utilización del silencio en otras, un comentario y/o una actitud.
Creo que nos equivocamos con la típica manera común de evaluar una ayuda dependiendo de los resultados: ¿creemos que ha sido existosa, si el jugad@r realiza algunos cambios; y será una decepción, si no se logra?
¿Qué cambios evaluaremos los que nosotros queremos o los que necesita el jugad@r? Debemos acompañar, guiar, conducir a los jugador@s durante el entrenamiento, en definitiva: ayudarlos en su evolución, la cual, no se termina nunca.
“El secreto del éxito es la constancia en los propósitos” Benjamin Disraeli
I’M AFRAID TO JUMP: JUMP!!!
