Normalmente el juego que veo en los equipos tanto de formación como en categorías senior, es muy similar, en cuanto a lo que transmiten: bastante planos.
Me gusta observar a los equipos diferentes, ¿qué es un equipo diferente? Aquel donde hay un trabajo de los talentos no habituales como podrían ser: el altruismo; los que son los primeros en sprintar para defender; en los que se animan todos los jugadores; los que se pasan el balón; los que entienden sus limitaciones; los que dejan a un lado los reconocimientos personales tanto de jugadores como de entrenadores (de estos hay muchos); los que disfrutan jugando; los que tienen jugadores y entrenadores que quieran mejorar por el bien del equipo (cuanto mejores sean mis compañeros, mejor seré yo); los que transmiten energía, alegría, esfuerzo, dureza, capacidad de sacrificio, ambición; los que son dirigidos por entrenadores que no coartan al jugador,… En definitiva, un equipo de hechos y no de palabras.
Porque el talento no es hacer la jugada “chula”, es entrenar para conseguir ser diferente. En los entrenamientos debemos crear las mejores condiciones posibles para la mejora continua que nos puede llevar a ser diferentes, a partir de: la disciplina (hacer lo que se dice), la puntualidad, cuidarse el cuerpo, la autoexigencia, la comunicación, la diversión a través del juego,…
“El mejor escultor es el que menos talla” Lao-Tsé
I’M TO AFRAID JUMP: JUMP!!!