Cuando se obliga a una jugadora a tomar decisiones, su manera de pensar condicionará su actuación y su comunicación.
La conducta de la jugadora se ve condicionada por las suposiciones que hace , y toma decisiones en lo que cree saber.
Por lo tanto, ¿ cómo podemos garantizar que las decisiones que toma den los mejores resultados por razones que están fuera de su control ?.
Cuando obligamos a la jugadora a tomar decisiones únicamente con la parte racional de su cerebro, acaba dándole excesivas vueltas a todo.En cambio, si las decisiones son tomadas con la parte intuitiva ( sistema límbico ) del cerebro, suelen ser más rápidas y de mejor calidad.
El por qué de las cosas ( entender la causa ) es el elemento emocional de la decisión, y con demasiada frecuencia se busca la parte racional.
Nos pasamos el día entero tomando decisiones, y muchas de ellas están motivadas por las emociones.Ya que cuanto más tiempo se dedique a pensar en la respuesta a una situación, mayor será el riesgo de que la escogida sea la errónea.
La excesiva racionalidad, nos lleva a no innovar, a no explorar, al miedo al error…Las jugadoras pueden evolucionar y transformarse si deciden embarcarse en un proceso de desarrollo personal.
¿ Cómo aprendimos a caminar ?. Debemos tratar de ayudar a las jugadoras a aprender en lugar de enseñar. Que la jugadora adquiera conocimiento por medio de la experiencia.
La enseñanza entorpece la capacidad natural e innata del aprendizaje.
” Nunca diga a los demás cómo tienen que hacer las cosas.Dígales lo que tienen que hacer y le sorprenderán “.
